El
escritor y periodista mexicano se confesó “un poco o mucho narcisista”, durante
la entrevista que le realizó Pablo Boullosa en la 27 FIL de Guadalajara
En
la charla Leñero en sus palabras, el autor leyó junto a Jesús Ochoa uno de los
relatos de su libro Más gente así, pues esa “es la mejor forma de presentarse
como escritor”
Para
continuar con las celebraciones por sus 80 años de vida, el escritor y periodista
mexicano Vicente Leñero (Guadalajara, Jalisco, 9 de junio, 1933) visitó la 27
Feria Internacional del Libro (FIL) de Guadalajara, en una amena conversación
sobre su manera de definirse como escritor y periodista, contar algunas
anécdotas de su vida, y hacer un ejercicio de sinceridad para confesarse, por
ejemplo, narcisista y alguien que, como muchos, buscó alcanzar la
universalidad.
Antes
de ser entrevistado por Pablo Boullosa, Vicente Leñero compartió con el
público, junto con Jesús Ochoa, la lectura a dos voces de uno de los relatos
contenidos en su libro Más gente así, pues esa es la “mejor forma de
presentarse como escritor”, aseguró, no sin antes bromear con Ochoa, con quien
dijo los unen muchas coincidencias: ser gente de teatro, de cine, aficionados
al beisbol, apasionados jugadores de dominó, y “compartimos una misma mujer,
que es Eugenia Leñero, esposa de Jesús, tercera de mis hijos”.
Pablo
Boullosa recordó que, como parte de los festejos por las ocho décadas del
creador, este año han aparecido cuatro libros: Periodismo de emergencia, de la
colección Periodismo Cultural de la Dirección general de Publicaciones (DGP)
del Conaculta, la reedición de su novela La vida que se va, y dos volúmenes de
cuentos Gente así y Más gente así, editados por Alfaguara.
Inicio la charla recordando que en su trabajo
está muy presente el tema del narcisismo, ¿cómo se maneja esa admiración hacia
uno mismo?, le preguntó Pablo Boullosa.
“Yo
pienso que el escritor, no tiene más punto de vista que uno mismo. Manejo mucho
el yo, claro soy un poco o un mucho narcisista, pero la intención es confesar
que es a través de uno como se ve la realidad. Uno utiliza la primera persona o
la tercera persona desde el punto de vista de uno mismo, no para envanecerse,
no para ensalzarse, sino para contar la realidad incluso a veces un poco contra
uno mismo”.
Vicente
Leñero refirió que esto puede ser difícil de asumir y que cuando alguien
escribe su autobiografía crea un narrador, que es uno mismo, que cuenta la
historia, lo cual, desde su perspectiva, es complicado. “Uno se ve envuelto en
un problema de imaginación. Yo soy un escritor que reconozco que lo mejor de mí
no es mi imaginación, porque no se me ocurren historias originales”.
Respecto
a la ironía con la que ha abordado su trabajo periodístico, Leñero aseguró que
“la ironía es la mejor arma que tiene un periodista, un escritor. Es muy
difícil manejar ironía y no obviarla”, dijo y agregó que es muy importante para
un escritor, quien sin ella se vuelve solemne o pedante.
El
dramaturgo y novelista, autor de Los albañiles, habló también de los objetivos
que compartía con otros creadores para trascender con su obra las fronteras.
“Los
escritores de mi generación siempre soñábamos en ser traducidos y reconocidos
en Europa, Inglaterra, Francia, siempre en esa idea de volvernos
internacionales”.
De
acuerdo con Vicente Leñero soñaban con la universalidad “escribir para ser
traducidos para romper las fronteras, unos lo lograron, otros nos quedamos en
nuestra pequeña realidad”.
La
charla Leñero en sus palabras fue organizado por la Dirección General de
Publicaciones (DGP) del Conaculta y editorial Alfaguara.