- "Mi madre le enseñó desde niña a saludar a la Luna todas las noches al verla salir y pedirle un deseo
Señaló que los hombres y las mujeres somos las preguntas que nos hacemos y a veces se nos olvida que las preguntas de los adultos cuando son científicos, artistas o escritores, también vienen de las interrogantes que se hacían cuando eran niños, por lo que a lo largo de la vida, en muchas ocasiones los adultos regresan a ser niños.
“De la curiosidad y de la crítica nace el conocimiento, hacerse preguntas toda la vida, devolvió a los niños estrelleros a su infancia creativa e inteligente y a medida que pasaron los años se siguieron preguntando por qué y para qué estamos todos aquí sobre la tierra”, dijo la escritora en el vestíbulo del Auditorio de la Biblioteca Vasconcelos.
Mencionó que hacer preguntas es una señal de inteligencia, por lo que “los niños estrelleros” como Guillermo Haro se propusieron servir a su país con su cerebro a partir de preguntarse cómo, dónde, cuándo, por qué y para qué.
“Se crearon otra vida a diferencia de la vida que ahora tenemos y que muchas veces para nuestra gran desilusión se alimenta de la tele y los celulares, los juegos y voraces maquinitas tragamonedas que en vez de hacer crecer la imaginación y la creatividad la inhiben y hasta la asfixian para siempre. El mejor celular de cada uno de nosotros está dentro de la cabeza. Hay que ejercitar la cabeza aunque cueste trabajo”.
Niños y niñas acompañados de sus familias, escucharon a la autora del libro El universo o nada. Biografía del estrellero Guillermo Haro, y tuvieron la oportunidad de hacerle preguntas relacionadas con su oficio y la astronomía.
Habló de su profunda devoción por la luna y la forma en que su madre le enseñó desde niña a saludarla todas las noches al verla salir y pedirle un deseo. Ante la interrogante de un niño que sobre cómo se siente al ser tan sabia, respondió:
“Yo no soy nada sabía, en la vida sólo he tenido preguntas porque no tengo las respuestas y creo que las voy a seguir haciendo hasta que me muera”.