miércoles, 4 de diciembre de 2013

Descubrimiento arqueológico en Nepal demuestra que Buda vivió mucho antes de lo que se había supuesto

Un equipo de arqueólogos que realiza excavaciones en Nepal ha sacado a la luz elementos de una estructura enterrada en el lugar del nacimiento de Buda. Las pruebas efectuadas muestran que esos vestigios datan del siglo VI antes de nuestra era, y por lo tanto constituyen el primer material arqueológico que vincula la vida de Buda y la eclosión del budismo a un periodo histórico concreto.

Las excavaciones efectuadas en el Jardín Sagrado de Lumbini (Nepal), proclamado sitio del Patrimonio Mundial de la UNESCO e identificado desde mucho tiempo atrás como el lugar de nacimiento de Buda, han conducido al descubrimiento de los vestigios de una estructura de madera hasta ahora desconocida, situada debajo de un conjunto de templos de ladrillo. Esa estructura y los templos construidos encima de ella tienen un trazado igual, así como un mismo espacio central abierto que está vinculado al relato del nacimiento de Buda.



“Sabemos muy poco de la vida de Buda, excepto lo que ha llegado hasta nosotros por intermedio de algunas fuentes escritas y la tradición oral”, dice Robin Coningham, arqueólogo y profesor de la Universidad de Durham (Reino Unido), que ha dirigido las excavaciones junto con Kosh Prasad Acharya, uno de los más eminentes especialistas en arqueología de Nepal.

Algunos universitarios –añade Coningham– venían sosteniendo la hipótesis de que Buda nació en el siglo III antes de nuestra era, pero nosotros pensamos “¿por qué no recurrir a la arqueología para tratar de despejar algunos de los interrogantes planteados en torno a su nacimiento?”. “Ahora – prosigue diciendo– tenemos en Lumbini una secuencia arqueológica que demuestra que ya en el siglo VI antes de nuestra era había un edificio”.

Según la tradición budista, la reina Maya Devi, madre de Buda, dio a luz a su hijo aferrada a la rama de un árbol en el Jardín de Lumbini, situado a mitad de camino entre el reino de sus padres y el de su marido. Coningham y sus colegas sostienen que el espacio abierto en el centro del santuario de madera más antiguo podría haber albergado un árbol. Los templos de ladrillo edificados más tarde sobre ese santuario se dispusieron dejando también un espacio central en medio, sin techumbre.

Para establecer la edad del santuario de madera y de una estructura en ladrillo superpuesta a éste y desconocida hasta ahora, se sometieron fragmentos de carbón vegetal y granos de arena a pruebas de datación con radiocarbono y por luminiscencia estimulada ópticamente. La investigación geoarqueológica así realizada confirmó la presencia de antiguas raíces de árbol en el hueco central del santuario.

Según el equipo internacional de arqueólogos encabezado por Coningham y Kosh Prasad Acharya, este descubrimiento puede contribuir a un mejor conocimiento de la evolución del budismo en sus albores, así como de la importancia espiritual de Lumbini. Los resultados de las investigaciones del equipo, revisados por colegas de la comunidad científica, figuran en un artículo que se va a publicar en el número de diciembre de 2013 de la revista internacional Antiquity. Además de Coningham y Acharya, el artículo lleva la firma de otros seis coautores: K.M. Strickland, C.E. Davis, M.J. Manuel, I. A. Simpson, K. Gilliland, J. Tremblay, T.C. Kinnaird y D.C.W. Sanderson.

Las excavaciones arqueológicas fueron financiadas por el gobierno del Japón, en cooperación con el de Nepal, en el marco de un proyecto de la UNESCO destinado a mejorar la conservación y gestión del sitio de Lumbini. También prestaron ayuda las universidades de Durham y Stirling (Reino Unido) y el Fondo Mundial para la Exploración de la National Geographic Society (Estados Unidos).

“La UNESCO está muy orgullosa por haber participado en este importante descubrimiento llevado a cabo en uno de los sitios más sagrados de una de las religiones más antiguas del mundo”, ha dicho Irina Bokova, Directora General de la Organización, que ha instado a “realizar más trabajos de investigación arqueológica, intensificar la labor de conservación y mejorar la gestión del sitio de Lumbini”, con vistas a garantizar su protección.

Por su parte, Ram Kumar Shrestha, ministro de Cultura, Turismo y Aviación Civil de Nepal, ha declarado que “este descubrimiento es sumamente importante para conocer mejor el lugar de nacimiento de Buda”. También ha señalado que “el gobierno de Nepal no escatimará esfuerzo alguno para preservar este sitio de tan gran importancia”.

Lumbini es uno de los cuatro sitios vinculados a la vida de Buda. Los tres restantes son: Bodh Gaya, donde recibió la iluminación y pasó a ser Buda; Sarnath, donde predicó por primera vez; y Kusinagara, donde murió. Se dice que en el momento de morir, a los ochenta años de edad, Buda recomendó a todos sus discípulos que visitaran Lumbini. Se sabe que el santuario levantado aquí todavía era muy frecuentado a mediados el primer milenio de nuestra Era, ya que un grupo de peregrinos chinos dejó constancia de su existencia, señalando que estaba junto a un árbol.

El templo de Lumbini sigue siendo hoy en día un lugar sagrado lleno de vida, donde los arqueólogos prosiguen sus trabajos, codeándose con monjes, monjas y peregrinos sumidos en la meditación.

En el artículo publicado en la revista Antiquity, sus autores dicen: “La secuencia arqueológica [formada por los vestigios] de Lumbini es un microcosmos que permite ver la evolución del budismo y su transformación de culto localizado en religión mundial”.

Abandonado y cubierto por la jungla nepalí en la Edad Media, el antiguo emplazamiento de Lumbini fue redescubierto en 1896. Se pudo averiguar su nombre y determinar que fue el lugar de nacimiento de Buda gracias al hallazgo de un pilar de arenisca del siglo III antes de nuestra era, en el que ambos detalles figuraban en una inscripción grabada con motivo de la visita del Emperador Asoka al santuario.

A pesar del redescubrimiento de los principales lugares sagrados del budismo, como sus vestigios más antiguos estaban profundamente enterrados o destruidos por construcciones posteriores, los investigadores arqueológicos no habían podido hasta ahora tener acceso a los escenarios de los tiempos más remotos del budismo.

Unos quinientos millones de personas profesan la religión budista en todo el mundo. Se prevé que en 2020 unos 22 millones de peregrinos visitarán los sitios sagrados búdicos del Asia Meridional. Todos los años cientos de miles de personas acuden en peregrinación a Lumbini.


Fuente: UNESCO