El escritor murió a las cuatro de la madrugada en su casa de Budapest tras una larga enfermedad, indicó la editorial Magveto Kiado.
Kertész tenía sólo 14 años cuando fue deportado al campo de concentración de Auschwitz en Polonia, en 1944. Sobrevivió a ese campo y después fue transferido a Buchenwald, de donde fue liberado en 1945.
“De niño uno tiene una cierta confianza en la vida. Pero cuando ocurre algo como Auschwitz, todo se desmorona”, dijo una vez.
Sin embargo, Kertész también hizo la desconcertante confesión de que había experimentado “mis momentos más radicales de felicidad” en el campo polaco.
“No pueden imaginarse cómo es que le permitan a uno tumbarse en el hospital del campo, o tener un descanso de 10 minutos de un trabajo indescriptible”, dijo a la revista Newsweek en una entrevista en 2002. “Estar muy cerca de la muerte es también una cierta felicidad. Simplemente sobrevivir se convierte en la mayor libertad de todas.”
Tras regresar a su nativa Budapest, Kertész se ganó la vida trabajando como periodista y traductor. En un país donde las autoridades comunistas le miraban con recelo, pasaba el tiempo traduciendo al húngaro la obra de Friedrich Nieztsche, Sigmund Freud, Ludwig Wittgenstein y Elias Canetti, en un pequeño apartamento con vistas al Danubio.
Influenciado por las novelas existencialistas de posguerra de Albert Camus y Jean-Paul Sartre, Kertész estaba fascinado por el destino del individuo en un entorno a menudo totalitario, donde otros deciden su destino.
“Soy un judío no creyente”, dijo una vez Kertész en una entrevista. “Pero como judío fue llevado a Auschwitz. Formo parte de esos judíos a los que Auschwitz transformó en judíos.”
“Sin destino”, una de las novelas por las que ganó el Nobel en 2002, se publicó finalmente en 1975 tras una década de lucha por sacarla a la luz.
La novela se vio ignorada en su mayor parte, tanto por las autoridades comunistas como por el público, en un país donde la concienciación sobre el Holocausto seguía siendo irrisoria, pese a la muerte de unos 50,000 judíos húngaros a manos de los nazis y sus lugartenientes húngaros.
Según Kertész, el estado casi de tabú que sufrió “Sin destino” durante tanto tiempo podría deberse al hecho de que si bien trataba sobre el Holocausto, el libro también reflejaba el sistema totalitario comunista en Hungría.
“Escribí 'Sin destino' sobre el régimen de Kadar”, dijo Kertesz en una entrevista con el semanario húngaro Elet es Irodalom, refiriéndose al dictador comunista Janos Kadar, que gobernó Hungría hasta poco antes de los cambios democráticos de 1990.
“Cualquiera que viviera en la Hungría de la década de 1970 tenía que darse cuenta de inmediato de que el autor conocía el presente o lo detestaba”, añadió.
Para Kertész, el proceso de adaptación al Holocausto descrito en su libro podría aplicarse también a lo que le ocurrió a la gente en Hungría tras la revolución anticomunista fallida de 1956.
En su comunicado al anunciar su premio Nobel, la Academia sueca también reconoció este elemento en la obra de Kertész. “El mensaje de Kertész es que vivir es conformarse”, indicó la institución. “La experiencia individual parece inútil en cuanto se considera a la luz de las necesidades e intereses del colectivo humano.”
Otros dijeron que la obra de Kertész también podría verse como un estudio de todos los regímenes represores. “La significancia de Kertész era que en cierto modo, formuló la esencia del totalitarismo”, dijo Gabor T. Szanto, escritor y editor de Szombat, una revista cultural judía.
En las décadas de 1980 y 1990, Kertész publicó numerosas novelas que abordaban los temas del Holocausto, la dictadura y la libertad personal. Estas obras le valieron el respeto como profesional, pero no le llevaron a un gran público. Todo eso cambió cuando ganó el Nobel, que le supuso fama nacional e internacional.
En los círculos literarios se le consideraba como un colega jovial, con una visión crítica dura y directa. Un gesto típico de su personalidad fue su rechazo a respaldar los planes de colocar una estatua suya junto a la de otros ganadores húngaros de un Nobel.
Kertész describió “Liquidación”, publicada en 2003, como su “última novela sobre el Holocausto”. El libro está ambientado durante la transición húngara del comunismo a la democracia en 1989, y el autor dijo que trataba sobre “la gente que no experimentó el Holocausto de forma directa, la segunda generación, que aún tiene que lidiar con el Holocausto”.
Entre sus otros libros destacan “Fiasco” (1988) y “Kaddish por el hijo no nacido” (1990) —que forma parte de una trilogía con “Sin destino”— o “Yo, otro”.
Le sobrevive su segunda esposa, Magda.