Bruselas, 30 de junio, 2016 (EFE). El "brexit" ha sembrado dudas sobre la posibilidad de que el inglés deje de ser oficial en la Unión Europea (UE), aunque el régimen lingüístico actual protege a una lengua que lo es en otros dos Estados, Irlanda y Malta, y que en las últimas décadas se ha impuesto en la comunicación entre los Veintiocho.
"La salida del Reino Unido de la Unión Europea no llevará al inglés a perder su estatus de lengua oficial", aseguró a Efe la portavoz de Presupuesto y Recursos Humanos, Andreana Stankova.
La polémica saltó con la reacción de algunos eurodiputados franceses que reivindicaron, al conocer los resultados del referéndum británico, que el inglés deje de dominar en las comunicaciones de la UE.
Además, la presidenta de la Comisión de Asuntos Constitucionales de la Eurocámara, la excomisaria (2004-2009) Danuta Hübner, aseguró que "si Reino Unido se va, no habrá inglés" en la lista de lenguas oficiales, puesto que Irlanda y Malta pidieron que el gaélico y el maltés también lo fueran cuando se sumaron al bloque.
"Aunque el Reino Unido salga de la UE, seguirá habiendo dos Estados en los que es lengua oficial. No habría por tanto ninguna razón para cambiar el régimen actual", explicó Stankova.
Otros parlamentarios, como la española Maite Pagazartundúa, estiman que un país no puede tener dos lenguas oficiales en la UE y que el inglés "dejará de ser idioma oficial" si el Reino Unido sale de la UE "ya que fue el único país que lo solicitó".
"La solución pasa por un acuerdo que mantenga el número de lenguas y respete el criterio de una lengua por país. Es necesario mantener el criterio de eficiencia, que no incremente los costes ni los recursos humanos necesarios para la UE", argumenta a Efe la parlamentaria de UPyD.
Pero los tratados no limitan que un país pueda pedir que varias de sus lenguas sean también oficiales en la UE, por lo que la Torre de Babel europea podría seguir diversificándose y la puerta está abierta a otras lenguas minoritarias como el luxemburgués o el turco, oficial en Chipre.
La cuestión ha vuelto a destapar la complejidad lingüística de la UE, en la que hay 24 lenguas oficiales, a las que se traducen todos los documentos, un trabajo que, en el caso del Ejecutivo comunitario, supone el 0,3 % de su presupuesto.
La Dirección General de Traducción de la CE tiene 60 traductores, cuyo trabajo está dominado por el inglés.
Además de las oficiales, existen las llamadas "lenguas de trabajo", un concepto que no está contemplado en los tratados pero que en la práctica, sobre todo a nivel interno, implica que las comunicaciones se hagan en inglés, francés y alemán.
El francés, lengua oficial en Bruselas, dominaba en las relaciones diplomáticas europeas hasta la incorporación del Reino Unido en la UE en 1973 y posteriormente con la ampliación nórdica.
Una hegemonía que se mantendrá a pesar del "brexit", puesto que es la lengua más utilizada internamente y con los socios de los Veintiocho en el mundo.
En 2015, el equipo de la CE tradujo más de un millón y medio de páginas del inglés, frente a 72,662 del francés y 55,686 del alemán, de un total de casi dos millones, lo que muestra la prevalencia del inglés en un 80 por ciento.
"El resultado del referéndum no tendrá ningún impacto en esto", aseguró Stankova.
La presencia del maltés o el gaélico es limitada en los documentos originales que tradujo la CE (257 y 63 páginas, respectivamente), aunque sí hay un elevado número de traducciones a esos idiomas; más de 70,000 páginas al maltés y 5,100 al irlandés.
Entre las lenguas oficiales no están el catalán, el gallego ni el euskera, algo que solo ocurriría si hubiera una petición formal por parte del Estado miembro y unanimidad con el resto de socios para adoptar la decisión.
Desde 2006 cualquier ciudadano de la UE puede dirigirse al Parlamento en catalán, gallego o vasco, y este tiene el deber de responder en los idiomas que están en la lista de lenguas cooficiales.
En el caso español, la representación de las instituciones en Barcelona tiene una web en catalán y la de Madrid otra en castellano, un caso que no existe en ningún otro Estado miembro, aunque la oficina de Chipre también atiende a sus ciudadanos en turco.
Los juristas de la CE explican que legalmente una lengua no debe necesariamente ser oficial en todo el Estado miembro para que lo sea en la UE, pero es "poco probable" que los países quieran ampliar la lista puesto que esto desencadenaría un debate sobre su coste". EFE