Shantou (China), 11 jun (EFE).- En una montaña de las afueras de Shantou, un puerto en la costa meridional china, se encuentra el único museo del país que rinde homenaje a víctimas de la Revolución Cultural (1966-76), un monumento que este año, en el 50 aniversario del inicio de aquel movimiento, ha sido silenciado y corre peligro. (Foto: En una montaña de las afueras de Shantou, un puerto en la costa meridional china, se encuentra el único museo del país que rinde homenaje a víctimas de la Revolución Cultural (1966-76), un monumento que este año, en el 50 aniversario del inicio de aquel movimiento, ha sido silenciado y corre peligro. EFE)
No es fácil llegar al museo, sobre el que las guías de viajes apenas informan y del que no hay letreros de indicación a lo largo de la carretera que lleva a la Montaña de las Pagodas, un parque natural de espesa vegetación en cuyas laderas se encuentra el memorial.
Para pasar desapercibido el museo tiene aspecto de templo tradicional, aunque en él muros y lápidas no muestran imágenes budistas, sino los nombres de más de 300 personas que fueron acusadas de "contrarrevolucionarios" durante los años 60 y 70 en la zona.
A la entrada del museo y en el interior del recinto se alzan una estatua y un retrato, respectivamente, de Yu Xiqu, un prestigioso juez local que sufrió, como otros mencionados en el monumento, graves abusos por parte de los guardias rojos.
El pasado 16 de mayo se cumplió, entre el casi total silencio de la prensa oficial y las instituciones comunistas, el 50 aniversario del inicio de aquel periodo turbulento, y desde entonces hasta hoy las paredes del museo y los muros y lapidas que lo rodean han sido tapados por carteles de propaganda comunista.
En la entrada del recinto, sobre el cartel indicador del museo se puede leer una pancarta que reza "acto de promoción de los valores nucleares del socialismo".
Alusiones al "Sueño Chino", el mantra ideológico del actual presidente Xi Jinping, se repiten en las paredes forradas de pancartas del museo, adornadas con hoces y martillos e imágenes de la puerta pequinesa de Tiananmen.
No es fácil reparar en muchos más detalles, ya que policías de paisano, haciéndose pasar por turistas, intentan impedir a la prensa que tome fotos o vídeo del lugar, e interrogan al periodista que se acerque.
El museo fue construido en 2005 y es casi un milagro que siga en pie más de 10 años después, teniendo en cuenta que aunque el Gobierno chino reconoció oficialmente tras la muerte de Mao Zedong que la Revolución Cultural fue un error, evita que se rememore públicamente, y mucho menos citando a víctimas concretas.
En este caso, sin embargo, fue un líder comunista local quien decidió crear ese museo -Peng Qian, antiguo teniente de alcalde de Shantou-, lo que posiblemente ha salvado la estructura de su demolición.
Contó Peng en el pasado que decidió crear un lugar de homenaje para un asunto tan sensible en China después de enterarse de que en la Montaña de las Pagodas se enterró a muchos de los fallecidos en los linchamientos de las guardias rojas revolucionarias.
En sus primeros años de actividad el museo llegó a tener cierta atención mediática, e incluso recibió donaciones millonarias para su mantenimiento, pero en 2014 un Peng a punto de jubilarse cedió al gobierno plenamente su gestión, lo que lo ha hecho caer en el olvido y, en las últimas semanas, a ser presa de la censura.
Shantou, uno de los principales puertos del sur de China, está a más de 2.000 kilómetros de Pekín, el epicentro de la Revolución Cultural, pero su lejanía no le libró, como al resto del país, de los excesos de esa época, en la que se persiguió indiscriminadamente a millones de personas.
Aunque la Revolución Cultural es tema de libros, películas y otras manifestaciones en China -el hecho de que casi toda la población del país en aquel entonces la sufriera dificulta su total censura-, el de Shantou es el único museo dedicado íntegramente a ella.
Existe al menos otro museo en el país que menciona expresamente el periodo de terror de los guardias rojos, el de Jianchuan (centro del país), aunque no está dedicado de forma exclusiva a ello, y da una imagen neutral del hecho histórico, sin aludir a víctimas.
Pese al silencio oficial en el aniversario del 16 de mayo, el periódico oficial del Partido Comunista, Diario del Pueblo, publicó al día siguiente un editorial en el que admitió que la Revolución Cultural fue "un caos interno que trajo enormes catástrofes" y aventuró que no se repetiría nunca. Antonio Broto México :: Cultura