Se reconoce a una autora que ha dirigido su pensamiento y su sensibilidad al ejercicio de la imaginación y a la crítica penetrante de nuestra realidad: Rafael Tovar y de Teresa.
Juan Ramón de la Fuente, Antonio Lazcano, Héctor Vasconcelos, Juan Villoro y Eduardo Antonio Parra participaron en la ceremonia realizada en la Sala Manuel M. Ponce del Palacio de Bellas Artes.
La autora de La noche de Tlatelolco agradeció la medalla y dedicó su discurso a todas las personas que ha y la han querido a lo largo de muchos años.
Elena Poniatowska se destaca con vivacidad y vitalidad en la cultura mexicana. No hay duda que su obra ha mantenido un permanente compromiso ético: el de dar presencia a otras voces, expresó el presidente del Consejo Nacional para la Cultura y las Artes (Conaculta), Rafael Tovar y de Teresa, de la escritora y periodista Elena Poniatowska, quien recibió la Medalla Bellas Artes 2013, de manos de María Cristina García Cepeda, directora general del Instituto Nacional de Bellas Artes y de él mismo, en una ceremonia que tuvo lugar en la Sala Manuel M. Ponce del conocido recinto de mármol.
Tovar añadió que con este galardón se reconoce a una autora que ha dirigido su pensamiento y su sensibilidad al ejercicio de la imaginación, a la crítica penetrante de nuestra realidad y ha hecho de sus obras un cuadro humano de México, por lo que le expresó que todos celebran y continuarán celebrando sus premios con la lectura de sus libros, la presencia de su amable rebeldía, su inteligente sencillez y su permanente sonrisa de bienvenida, que ha construido una obra literaria enorme para el idioma español.
“Amor con amor se paga”, exclamó en respuesta la escritora y periodista galardonada, quien a continuación expuso que “como amor con amor se paga”, hablaría de su familia materna: los Amor, aunque dedicó su discurso a todas las personas que ha querido y la han querido a lo largo de muchos años.
“Quise rendirle un homenaje al amor, al amor de mi familia materna, el amor de los Amor, el de hombres como Bernardo Sepúlveda Amor, hoy vicepresidente de la Corte Internacional de La Haya; a Jaime Sepúlveda Amor, experto en salud, defensor de derechos humanos, quien ha resuelto tantas infelicidades físicas; Carito Amor, fundadora de la Prensa Médica Mexicana; Inés, quien echó a andar la primera Galería de Arte Mexicano; Pita, quien hasta el último día de su vida, el 8 de mayo del 2000, acudió puntual a su programa de Radio Universidad. También Elena Amor resultó una mujer fuerte que no se quedó en los años 30 añorando su pasado de haciendas y porcelanas y salió a trabajar. Honor a quien honor merece: honor a mis 12 tías mexicanas y francesas, gringas, rusas y polacas; honor a su amor que es ahora el mío; honor a la familia Amor que lleva bien el apellido”, dijo.
“Lectores, familiares y amigos llenaron la Sala Manuel M. Ponce para rendir un emotivo homenaje a la autora de La noche de Tlatelolco, Lilus Kikus, Hasta no verte Jesús mío y Tinísima, por mencionar algunos de sus libros. El público escuchó atento las reflexiones que sobre el trabajo de Elena ofrecieron Juan Villoro, Héctor Vasconcelos, Antonio Lazcano, Eduardo Antonio Parra y Juan Ramón de la Fuente.
Juan Villoro resaltó que nunca este galardón había premiado en una sola persona a tantas voces distintas. “Nunca se había reconocido, a través de este premio, a una obra singular, a ese torrente de voces que se han incorporado a la literatura de Elena Poniatowska. Ella ha convertido al periodismo en una forma resistente de la literatura, pero lo ha hecho a través de un don especial para escuchar a los otros. Elena se ha dedicado al arte de oír. Ha escuchado las razones de los otros y en esto hay un gesto muy ético porque proviene del reconocimiento de que el otro tiene la razón, la explicación de los sucesos”.
El ex rector de la UNAM, Juan Ramón de la Fuente, consideró que no hay libro de Elena Poniatowska que no esté atravesado por esa manera audaz de saber unir los procedimientos literarios y periodísticos para un mismo propósito; de la forma sutil de descolocar a sus entrevistados para convertirlos en personajes memorables; a la oralidad que su finísimo oído le permitió escribir novelas como “Hasta no verte Jesús mío”, de sus retratos literarios sobre mujeres artistas emblemáticas que entre el arrojo, la soledad y la incomprensión, como la misma Elena, se forjaron un destino propio en medio de un mundo donde prevalecía la voluntad masculina: Leonora Carrington, Angelina Beloff, Tina Modotti.
Elena Poniatowska Amor es descendiente de la realeza polaca. La hoy reconocida escritora llegó a México a los 10 años de edad sin hablar el español, pero con muchos deseos de romper esquemas. Y así lo hizo, pues no sólo se rebeló contra el esquema impuesto a las mujeres de su época, que consistía en aceptar un matrimonio arreglado por su familia, sino que decidió dedicarse al periodismo, un oficio en ese entonces considerado para hombres.
Nació en Francia el 19 de mayo de 1932. Es hija de la mexicana Paula Amor y del príncipe Jean E. Poniatowski, familiar directo del último rey de Polonia. Su familia salió de Europa escapando de la guerra, primero a los Estados Unidos, donde recibió tres años de formación religiosa en un internado.
Llegó a México en 1942 y en 1953 empezó a trabajar en el periódico Excélsior, donde pronto alcanzó relevancia por sus entrevistas diarias que durante un año aparecieron bajo el seudónimo de Hélene. Entrevistó a Diego Rivera, Octavio Paz, William Golding, Barry Goldwater, Juan Rulfo, Linus Pauling, entre otros personajes de la cultura nacional e internacional. Durante 35 años impartió un taller de literatura que produjo a escritoras que obtuvieron premios como el Villaurrutia y el Jorge Luis Borges de cuento en Argentina.Fue la primera mujer en obtener el Premio Nacional de Periodismo de México, en 1979. Tres décadas después se convirtió en la primera mexicana en ser nominada al Príncipe de Asturias de las Letras y en 2013 recibió el Premio Cervantes de Literatura, el más importante de las letras en español.