Creado el 3 de febrero de 1939, el Instituto Nacional de Antropología e Historia tiene la misión de investigar, conservar y difundir el patrimonio arqueológico, antropológico e histórico de México.
Sus investigaciones sirven para el mejor conocimiento de nosotros mismos: Eduardo Matos Moctezuma.
El INAH genera conciencia ciudadana en contra del olvido de nuestra tradición nacional: Alfredo López Austin
Para el historiador Alfredo López Austin, el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) es la instancia encargada de una de las funciones más complejas en nuestro país: la protección y defensa del patrimonio nacional.
“Para mí es la función más importante de todas, porque tenemos una riqueza muy grande que perdemos constantemente, es una riqueza que se nos está yendo entre las manos por distintas razones y creo que el INAH es precisamente la institución que, en la forma más correcta y más viable, responde más a los intereses nacionales”.
Por su parte, el prominente arqueólogo Eduardo Matos Moctezuma consideró que el INAH realiza diversas funciones sustantivas, todas encaminadas a conocer mejor la parte antigua de nuestra historia.
En lo arqueológico, además de ser y tener la vigilancia de estos lugares, se dedica a su análisis y estudio. Estos sitios son parte sustancial de lo que es nuestro patrimonio arqueológico, pero además, son muchos de los elementos con que nos identificamos, explicó.
Aunque se puede pensar que el INAH sólo se dedica a la conservación e investigación de las zonas arqueológicas, Eduardo Matos, quien tuvo a su cargo las excavaciones del Templo Mayor, advirtió que el campo de acción en que actúa el organismo es bastante amplio.
Ya que además, dijo, se dedica al rescate de las lenguas indígenas que llevan a cabo los lingüistas, quienes han proporcionado información rica y variada acerca de las más de 50 o 60 lenguas que todavía se hablan en el país.
También vemos los estudios de antropología física, agregó, disciplina que actualmente cubre muchos aspectos, desde estudios genéticos, hasta excavación de entierros, análisis óseos, análisis de estatura y otros. Además, contamos con la etnología, dedicada principalmente al estudio de las sociedades indígenas, y la antropología social, que estudia problemáticas del México actual.
A todo esto, apuntó Matos Moctezuma, habría que añadir la historia, ya que hay todo un grupo de historiadores que investigan dentro del INAH y que también han aportado su conocimiento tanto al México prehispánico, como al colonial y al actual.
Por todas estas acciones, José Luis Vera Cortés, director de la Escuela Nacional de Antropología e Historia (ENAH), definió al Instituto Nacional de Antropología e Historia como una de las instituciones más sólidas de América Latina, toda vez que prácticamente no tiene precedentes por las diversas ramas que maneja en la investigación, la formación, el resguardo del patrimonio y su difusión.
“Es a partir de la formación del INAH que el gremio de los antropólogos termina por profesionalizarse. Teníamos en México una antropología ya pujante que sorprendentemente se funda a finales del siglo XIX, pero que justo con la formación de este instituto, aparejado con la creación de la Escuela Nacional de Antropología e Historia como institución responsable de la formación de profesionales en este campo, se creó un parteaguas a nivel nacional”.
Creado el 3 de febrero de 1939, por mandato del presidente Lázaro Cárdenas, el INAH tiene la misión de preservar, proteger y difundir el patrimonio arqueológico, antropológico e histórico de nuestro país.
Según datos del propio INAH, en México se han descubierto más de 28 mil sitios arqueológicos, de los cuales, menos de 200 están abiertos al público, pero se estima que podrían ser más de 200 mil los lugares con vestigios antiguos.
Consultado sobre este punto, Matos Moctezuma, quien fue fundador del Museo del Templo Mayor, reconoció la enorme riqueza que hay en México, ya que, dijo, “es muy sencilla la respuesta, solamente hay un sitio arqueológico, que se llama México”.
Por ello, destacó que “México es uno de los países a nivel mundial que tiene una enorme tradición arqueológica, pues desde épocas muy tempranas se atendía lo que era ese pasado, los mismos grupos indígenas prehispánicos buscaban también sus raíces, relacionándolas claro está, en ese momento, con los mitos, con los dioses, etcétera”.
Posteriormente continuó el interés por conocer ese mundo, el prehispánico, que había quedado enterrado y cubierto por el tiempo. Así, comentó Matos Moctezuma, surgieron las primeras acciones en las que fue precisamente Carlos de Sigüenza y Góngora, “uno de los primeros que va a tratar de excavar en Teotihuacán y actualmente yo diría que hay una presencia enorme, ya que hay más de 250 proyectos de investigación arqueológica que lleva a cabo el INAH”.
Alfredo López Austin, investigador emérito de la UNAM, consideró que es justamente este aspecto uno de los que el INAH atiende adecuadamente, pues se trata de generar conciencia ciudadana sobre la importancia del patrimonio en contra del olvido, porque “estamos en una época en que no nada más se permite el olvido de nuestra relación con nuestra propia tradición nacional, sino que incluso llega a fomentarse”.
Ante estas circunstancias, dijo, el instituto “responde perfectamente y responde por la vía adecuada, por la vía de la ciencia, o sea, no va a responder por el lado de la ideologización, otro de los grandes peligros en que cae la conciencia nacional, ser manipulada a través de la ideología, de la mistificación, el INAH no está idealizando el pasado, el INAH está esforzándose por mostrar el pasado, porque un pueblo que se idealiza, se idealiza porque en el fondo hay una vergüenza de lo que es y tiene que cubrir la realidad conocida con la idealización, el INAH no, responde con una difusión y fomento científico que permite una aproximación de lo más realista a nuestra riqueza patrimonial”.
Además de la investigación, una parte central de la institución es la preservación y protección de sitios históricos susceptibles al deterioro debido, por ejemplo, al turismo cultural y a la polución, elementos que generan daños en los monumentos.
En este sentido, el INAH, dijo Matos Moctezuma, dentro de su gran labor de conservación tiene, por un lado, la Escuela de Restauración donde se forman los especialistas y tiene las instancias en donde se llevan a cabo precisamente estas labores, “esto es fundamental porque soy testigo de que a través de la labor del restaurador se han podido preservar cientos sino miles de objetos arqueológicos, de murales, en fin, toda esa gama enorme que es el acervo del México antiguo”.
Y es que de acuerdo con López Austin, se está en presencia de un peligro muy grave de pérdida de los bienes por la fuerza de la naturaleza, cuando al tratar de descubrir un secreto, no solamente se trata de excavar y exponer, sino también de conservar “y aquí hay que proteger de toda la destrucción física que provoca el viento, la lluvia, el turismo no medido que es gravísimo, incluso un uso inadecuado de las instalaciones arqueológicas”.
Consideró que para ello, es necesario destinar mayores recursos económicos a la conservación de los bienes, “ya que cuando están bajo la tierra, pueden permanecer como han permanecido, con un deterioro mucho menor, que cuando se exponen, que cuando se actúa sobre ellos, el deterioro aumenta y las medidas de conservación deben ser mayores”.
Entre las funciones sustanciales del organismo que cumple 75 años de existencia, también se encuentran las labores de difusión. Para Matos Moctezuma “en ese aspecto el INAH cumple y ha cumplido cabalmente, yo creo que una forma de difundir son las publicaciones, y el INAH está convertido en uno de los principales entes editores de nuestro país”.
Para difundir el conocimiento y los descubrimientos en materia antropológica, los museos juegan un papel central y el INAH, de acuerdo con el investigador, los tiene en muchos estados de la república. Explicó que “hay cinco grandes museos nacionales, hay museos de sitio, hay museos regionales, o sea toda esa variedad es un elemento en que el visitante puede ver y conocer lo que son estas culturas, no sólo las prehispánicas, sino también de otras etapas importantes de nuestra historia”.
Tan sólo en la ciudad de México, los tres museos más visitados anualmente pertenecen justamente al INAH. El que recibe al mayor número de personas es el Museo Nacional de Antropología, en segundo lugar el Museo Nacional de Historia, ubicado en el Castillo de Chapultepec y finalmente el Museo del Templo Mayor.
Justamente en el Templo Mayor es donde Matos Moctezuma ha hecho importantes descubrimientos desde 1978, y todavía, sobre lo cual apuntó: “afortunadamente hay mucho por excavar, en este momento se sigue excavando en el Templo Mayor y algo que es motivo de legítimo orgullo para nosotros es que somos apenas nueve o 10 investigadores y sin embargo, muchos de los premios nacionales e internacionales que se otorgan a investigaciones, han recaído en el personal académico del Templo Mayor, aparte de que es el proyecto Templo Mayor el que más publicaciones ha hecho en la historia de la arqueología”.
En este sentido, José Luis Vera, director de la ENAH, aseguró que el INAH ha marcado cánones a nivel internacional y da cuenta de la preocupación de México en el cuidado de su patrimonio antropológico, arqueológico e histórico, al ser una de las instituciones más grandes en su tipo y que reúne a uno de los mayores ejércitos de especialistas.
“Tan es así que muchos antropólogos de Estados Unidos, Europa y de otros países de Latinoamérica ricos en patrimonio han sido formados en las instituciones del INAH, esto la hace una institución singularísima que no tiene equivalente a nivel mundial”.
También López Austin reconoció que el INAH cuenta con muy buenos arqueólogos y muy buenos conservadores, quienes han sido reconocidos a nivel mundial, pero explicó que eso “no es nada con la cantidad que necesitamos, podemos estar orgullosos de los especialistas, en este caso arqueólogos, y hay que agregar conservadores, o sea tenemos técnica y científicamente de lo mejor que hay”, pero para él todavía son pocos:
“Tenemos muy pocos arqueólogos y muy pocos conservadores, un país como México con la riqueza que tiene, con la potencialidad de desarrollo arqueológico que tiene, no tiene el suficiente personal, teniendo las posibilidades científicas y tecnológicas de contar con ellos”.
Esto, agregó, se debe a que lamentablemente existe una “visión desviada”, en sentido funcional, de los bienes nacionales, en los cuales se piensa mercantilmente como un negocio que debe producir. Por ello, advirtió: “señores, no estamos hablando de papas ni de calcetines, estamos hablando de un patrimonio muy complejo, más complejo que la mente de los que están pensando en pesos y centavos”.
El patrimonio nacional, destacó el investigador emérito de la UNAM, está en riesgo constante, además del deterioro, el robo y hasta la salida al extranjero de muchos bienes que son considerados de manera utilitaria o para beneficio particular.
La función del patrimonio, aclaró, no es darle ganancias al fisco o a un empresario, sino “darle bienestar a una nación a través de la conciencia, a través del desarrollo, a través de todo lo que puede lograr la fuerza social”.
En la actualidad, uno de los principales retos del INAH, según José Luis Vera, es mantenerse a la vanguardia con las nuevas realidades sociales, con la reivindicación de un pasado de gran riqueza, pero sin olvidar que la antropología es también la ciencia de lo vivo no solamente de las poblaciones desaparecidas.
“Somos herederos de una de las riquezas culturales más grandes y hoy por hoy la diversidad lingüística sigue siendo muy grande y en ese sentido el INAH debe participar en esa realidad, dando respuesta a realidades contemporáneas, y eso afortunadamente se nota en las magníficas investigaciones de los expertos del instituto que se ocupan, por un lado del pasado, pero también del presente de México”.
Finalmente, López Austin advirtió que cuando se descubre algo en nuestro país, “hay que conservarlo y respetarlo como patrimonio nacional”, a lo cual se puede agregar lo señalado por Matos Moctezuma, en el sentido de que su investigación, “servirá para el mejor conocimientos de nosotros mismos”.