Berlín 2017 (EFE). La Feria del Libro de Leipzig (este de Alemania) abrió el 23 de marzo sus puertas con una fuerte carga de debates políticos y con la mirada puesta en las diferentes vías para conectar a autores, editoriales y lectores en el mundo digital.
Un total de 2,493 expositores de 43 países se dan cita en la ciudad, donde la feria, concebida como un festival de literatura además de como un punto de encuentro para profesionales, desplegará hasta el domingo centenares de actividades para todos los públicos.
El director, Oliver Zille, ha apostado este año por el análisis político, convencido de que "la opinión pública nunca ha tenido tanta necesidad como ahora de debatir sobre el presente y el futuro" de la sociedad, destacó en la presentación del programa.
En diferentes escenarios, autores y analistas abordarán algunos de los principales asuntos de la agenda política europea, desde el "brexit" y la guerra en el este de Ucrania, a las relaciones con Turquía y la evolución del Gobierno de Ankara.
El país invitado este año es Lituania, la pequeña exrepública soviética que revelará en alrededor de sesenta actos organizados en el marco de la feria detalles poco conocidos de su literatura, su cultura y su sociedad.
Varios de esos eventos tendrán una importante carga política, con autores y expertos debatiendo sobre las relaciones con Rusia o el pasado comunista de Alemania y la región báltica.
También tendrá un hueco especial en esta edición el 500 aniversario de la reforma protestante, con la presentación de diversas obras, libros especializados y también novelas, sobre Lutero
Otro de sus ejes será la apuesta por la búsqueda de nuevos lectores y la oferta digital para conectarlos con librerías, editoriales y autores, con la presentación de una quincena de empresas innovadoras que ofrecen desde software libre para la publicación autónoma de obras a plataformas para promocionar autores.
La inauguración formal de todos estos eventos tuvo lugar ayer con la ceremonia de entrega del Premio de la Feria de Leipzig, que recayó en la obra "Kompass", del francés Mathias Enard.