El hallazgo llegó con la búsqueda de una tumba por parte del arqueólogo guatemalteco Francisco Estrada-Belli, en una de las pirámides del centro arqueológico de Holmul, en el Petén guatemalteco, y se ha convertido en uno de los mayores descubrimientos de la cultura precolombina de los últimos años.
Un friso de 8 metros de largo por 2 de ancho que se encuentra en perfecto estado y que según el equipo de arqueólogos es “el más espectacular que se haya visto hasta ahora”.
El relieve en estucado se encuentra en la parte superior de una pirámide rectangular del apenas explorado sitio arqueológico. Un edificio que data del año 600 después de Cristo, en el llamado periodo clásico de la civilización maya.
El friso se compone de tres personajes principales ataviados con plumas de quetzal y jade y sentados sobre cabezas de monstruos witz. En la parte posterior de las tres figuras hay una banda de
símbolos astrales conocida como “banda celestial” que indica que los personajes representados se encuentran en el mundo celestial de dioses y ancestros.
“Este es un hallazgo extraordinario, es una obra de arte que también nos proporciona mucha información sobre la función y significado del edificio”, declaraba Estrada-Belly en la rueda de prensa posterior al descubrimiento.
El yacimiento arqueológico de Holmul fue encontrado aproximadamente en 1910, cerca de la frontera con Belize, pero no fue hasta el año 2000 cuando se empezaron a hacer estudios profundos del lugar.
La excavación ha sido patrocinada por la Fundación Patrimonio Cultural y Natural Maya Pacunam, que recibe el apoyo de varias empresas guatemaltecas y por las fundaciones estadounidenses Alphawood, Maya Archaeology Initiative y National Geographic Society con el aval del Ministerio de Cultura y Deportes de Guatemala y el consentimiento académico de la Universidad de Boston.
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