miércoles, 7 de diciembre de 2016

El marroquí ya tiene quien lo escriba

Casablanca (Marruecos), 7 de diciembre, 2016 (EFE). El dialecto marroquí o "dariya" ya tiene quien lo escriba; al menos cuenta con un diccionario que no es bilingüe, sino por vez primera con las definiciones expresadas íntegramente en el mismo árabe que se habla.

Como en todo el mundo árabe, los marroquíes sufren de diglosia, porque hablan (y cantan, y juegan e insultan) en su dariya pero pasan al árabe clásico para escribir; hasta ahora, solamente el mundo de la publicidad y algunos autores casi extravagantes se habían atrevido a poner por escrito las palabras de cada día.

La dariya tiene consideración de habla vulgar y todavía es tabú la sola idea de que entre en la escuela, menos aún en la universidad, aunque se cuela constantemente por la radio, la televisión y hasta el Parlamento cuando un político quiere lanzar un mensaje contundente.

Un grupo de lingüistas apadrinados por el publicista Nuredín Ayuch, infatigable defensor de la dariya, ha trabajado durante cuatro años para presentar ayer este primer diccionario de árabe dariya, que contiene 8.000 palabras, casi todas con un ejemplo preciso de uso y una cuarta parte de ellas apoyadas en proverbios.

Los lingüistas han partido del trabajo de uno de los mayores especialistas contemporáneos de la dariya, el español Francisco Moscoso, quien en 2007 publicó su "Diccionario de español-árabe marroquí" basado en el habla del norte de Marruecos.

El director del equipo marroquí, Jalil Mgharfaui, explicó a Efe que los redactores del nuevo diccionario eliminaron del trabajo de Moscoso todos los localismos, para añadir términos que sean comprensibles por una gran mayoría de marroquíes, optando por la variedad "central" del habla la que se practica en Casablanca, Rabat y Marrakech.

Contra lo que pudiera parecer a algunos, el diccionario no está lleno de extranjerismos, sino que en un 80% son palabras del mismo árabe clásico, y el resto llegaron a la dariya desde el bereber, el francés, el español o el inglés.

Simplemente, esas palabras se han "marroquinizado" y muchas de ellas ni siquiera suenan como extranjeras para sus hablantes, al haber adoptado normas del árabe en su sufijación o conjugación: por ejemplo, la palabra española "rueda" (de coche) hace su plural como "rauaid", y por ello al hablante le suena a palabra árabe.

En el acto de presentación del diccionario, el lingüista Abdalah Chekayri lo puso así: en todos los idiomas hay "puentes" entre la lengua culta y la hablada, y esos puentes son los libros, mientras que en Marruecos no hay puentes, sino un corte total, y por ello el diccionario pretende de algún modo colmar ese vacío.

Por el momento, el diccionario costará en torno a 150 dirhams (unos 15 euros), muy por debajo de su coste real para un libro de 870 páginas a todo color y con tapa dura, pero la idea de los autores es ponerlo on-line de forma gratuita.

El Centro de Promoción de la Dariya, capitaneado por Ayuch y que ha financiado todo el proyecto, anuncia además una próxima "gramática de la dariya", una "antología de textos en dariya" y una "metodología de enseñanza de la dariya".

En realidad, Ayuch y sus lingüistas no esconden su verdadero objetivo: introducir la dariya como lengua de enseñanza en los tres primeros niveles de la enseñanza primaria para que sea el paso "natural" de los niños entre su lengua materna y el árabe clásico que aprenderán posteriormente.

Solo así -razonan- podrán frenar dos graves problemas estructurales de Marruecos: el abandono escolar, que cada año afecta a 350.000 niños, y el analfabetismo, que sufre un tercio de la población, el porcentaje más alto del mundo árabe.

Sin embargo, la propuesta de introducir la dariya en la educación, que necesitaría un rotundo apoyo político, pues no existe nada igual en el mundo árabe, ha sido atacada con artillería pesada por la mayoría de los partidos políticos marroquíes, desde los islamistas hasta la izquierda panarabista.

Y ello a pesar de que -como recuerda Chukayri- haya sido el islamista Abdelilah Benkirán, jefe de gobierno desde hace cinco años y firme opositor de "formalizar" la dariya, el que más ha hecho por popularizar su uso, pues es el primer político que trajo a la sede parlamentaria el habla de cada día, con sus chistes y refranes.

No por nada es el político más popular que ha ejercido en Marruecos en mucho tiempo. Porque cuando habla, todo el mundo lo entiende.