Nueva York (EFE). El artista estadounidense James Rosenquist, pionero del arte pop en la década de los años 60 y autor de obras a gran escala, falleció el viernes (31 de marzo) en su hogar de Nueva York, a los 83 años, tras una larga enfermedad, informó The New York Times.
Contemporáneo de genios como Andy Warhol o Roy Liechtenstein, Rosenquist comenzó su trayectoria pintando paneles comerciales y desarrolló un potente estilo gráfico que trasladó a las bellas artes, entre el recelo de los críticos y el aclamo del público.
En sus pinturas, el artista creaba composiciones con imágenes cortadas y fragmentadas de la cultura popular, desde coches hasta comida o estrellas de cine, que podían ser vistas como críticas al consumismo moderno o retazos del imaginario colectivo americano.
Una de las obras más emblemáticas que deja es "F-111" (1964), inspirada en un cazabombardero del mismo nombre construido por EUA durante la guerra de Vietnam y con la que hizo una excepcional declaración política en oposición al militarismo.
La obra, de más de 25 metros de longitud y desplegada en 23 paneles que envuelven al espectador, cuestionaba la connivencia entre "la máquina de muerte de Vietnam, el consumismo, los medios de comunicación y la publicidad", según la describió el Museo de Arte Moderno (MoMA) de Nueva York, a cuya colección pertenece.
En su autobiografía, "Painting Below Zero: Notes on a Life in Art" (2009), Rosenquist aseguraba que nunca le importó el concepto de "pop art" pero se había resignado a esta etiqueta "después de medio siglo siendo descrito" con ella.
"Todavía no sé lo que significa el arte pop, para ser sincero", escribió, a pesar de su impronta en este género que él mismo contribuyó a crear.