JOHANNESBURGO (Reuters) - La premio Nobel sudafricana Nadine Gordimer, una moralista inflexible que se convirtió en una de las voces más poderosas de la literatura contra el apartheid, murió a los 90 años, dijo el lunes su familia. Gordimer, que fue galardonada con el Nobel de Literatura en 1991, falleció en su casa de Johannesburgo el domingo por la noche en presencia de sus hijos, Hugo y Oriane, según un comunicado de la familia.
"Se preocupaba mucho por Sudáfrica, su cultura, su gente y su lucha en marcha para alcanzar una nueva democracia", dijo el comunicado. Considerada por muchos como la principal escritora de su país, Gordimer fue reconocida como una rígida moralista cuyas novelas y relatos cortos reflejaron el drama de la vida humana y la emoción en una sociedad influenciada por décadas de gobierno de la minoría blanca.
Muchas de sus historias tratan del amor, el odio y la amistad bajo la presión del sistema de segregación racial que terminó en 1994, cuando Nelson Mandela se convirtió en el primer presidente negro de Sudáfrica. Miembro del Congreso Nacional Africano de Mandela (ANC por sus siglas en inglés) - prohibido bajo el apartheid - Gordimer utilizó la palabra para luchar contra las injusticias del gobierno blanco durante décadas, ganándose la enemistad de parte de quienes estaban en el poder.
Algunas de sus novelas, como "Mundo de extraños" y "La hija de Burger", fueron prohibidas por las autoridades del apartheid. Pero Gordimer, de pequeña estatura y con una mirada cristalina, no limitó su escritura a una dura crítica del apartheid y se adentró en la red de la hipocresía humana y el engaño. "No puedo culpar solo al apartheid cuando se pueden encontrar injusticias humanas en todas partes", dijo a Reuters poco antes de recibir el Nobel.
En sus últimos años, se convirtió en una de las voces del movimiento activista contra el VIH/sida, haciendo presión y recaudando fondos en favor de la Campaña de Acción por el Tratamiento, un grupo que presiona al Gobierno sudafricano para proporcionar gratis medicamentos que salven la vida a quienes padecen la enfermedad. Tampoco tuvo miedo de criticar al actual presidente del ANC, Jacob Zuma, expresando su oposición a la ley que limita la publicación de información considerada sensible por el Gobierno.
"La reintroducción de la censura es impensable cuando se piensa en cómo sufrió la gente para librarse de ella en todas sus formas", dijo en una entrevista el mes pasado Gordimer, hija de un relojero judío lituano. Gordimer, que empezó a escribir en serio a los nueve años, a pesar de su posición en la elite internacional mantuvo un apasionado interés por quienes luchaban en la parte más baja del sector literario sudafricano.
A pesar de su odio contra el apartheid, Gordimer estaba orgullosa de su herencia y dijo que se había planteado emigrar solo una vez en su vida - a la cercana Zambia. "Entonces descubrí la verdad, que era que en Zambia fui considerada una europea, una extraña por amigos negros", dijo. "Solo aquí (en Sudáfrica) puedo ser lo que soy: una africana blanca".